Diversidad
cultural.
La diversidad de culturas o diversidad cultural se refiere
al grado de variación cultural, tanto a nivel mundial como en ciertas áreas,
en las que existe interacción de diferentes culturas coexistentes (en pocas
palabras diferentes y diversas culturas). Muchos estados y organizaciones
consideran que la diversidad de culturas es parte del patrimonio común de la
humanidad y tienen políticas o actitudes favorables a ella. Las acciones en
favor de la diversidad cultural usualmente comprenden la preservación y
promoción de culturas existentes.
LA INTEVENCIÓN DE LA UNESCO EN LA DIVERSIDAD CULTURAL.
La diversidad cultural refleja la multiplicidad e interacción de las culturas que coexisten en el mundo y que, por ende, forman parte del patrimonio común de la humanidad. Según la UNESCO, la diversidad cultural es "para el género humano , tan necesaria como la diversidad biológica para los organismos vivos" 1 .
La diversidad cultural se manifiesta por la diversidad del lenguaje 2 , de las creencias religiosas, de las prácticas del manejo de la tierra, en el arte, en la música, en la estructura social, en la selección de los cultivos, en la dieta y en todo número concebible de otros atributos de la sociedad humana.
La principal consecuencia de la Conquista de México consumada por los españoles en 1521 fue el mestizaje. Esta mezcla se dio en muy diversos aspectos: desde el más evidente del mestizaje racial, hasta muchas variantes del que podríamos llamar mestizaje cultural, de manera particular el que se refiere a las cocinas. En esta materia alimenticia no hubo conquista sino unión, matrimonio, suma y multiplicación.
Para
comprender los alcances del mestizaje gastronómico hay que tener presente que
cada uno de los dos elementos fundamentales —el indígena y el español— en
realidad era un cúmulo de conocimiento más allá de lo azteca y lo ibero. La
cocina española trajo a México buena parte de las tradiciones culinarias
europeas, con una importante dosis de hábitos provenientes del norte de África;
hay que recordar que apenas 30 años antes de la conquista de México, España a
su vez había concluido ocho siglos de permanencia árabe o mora en su ámbito
peninsular.
Por
su parte, el territorio que hoy conocemos como México cobijaba a muy diversos
grupos indígenas perfectamente diferenciados entre sí, no sólo por sus variados
elementos culturales, como son el atuendo tradicional, la vivienda, las
costumbres religiosas o la cocina, sino por algo más tajante y evidente: el
idioma.
Cabe
recordar que, a finales del siglo xx, nuestro país sigue siendo uno de los
principales del planeta por lo que se refiere a su diversidad cultural
indígena. Cuando una cultura se empieza a perder o diluir, lo primero que
comienza a desaparecer es la lengua propia; por ello, la permanencia del idioma
autóctono es el mejor indicador de la sobrevivencia cultural de un pueblo, con
sus rasgos originales. Pues bien: a dos años del cambio del milenio, la India
es el principal país del mundo por cuanto al número de sus idiomas indígenas
vivos, con la cifra de 72 (sin considerar las variantes dielectales). México
está en segundo lugar en el orbe con 62 idiomas, en pleno 1998. Para sopesar la
importancia de esa posición nuestra, conviene anotar que China tiene el tercer
lugar con 48 lenguas y la que fue la Unión Soviética tenía el cuarto lugar con
35. Todas estas cifras no son meras disertaciones lingüísticas; reflejan algo
más trascendente, como es la supervivencia pasmosa de cultura ancestrales; en
el caso mexicano, la mayoría de las culturas indígenas son de muchos siglos de
antigüedad, algunas hasta de milenios.
Lo
anterior quiere decir que México es una potencia mundial en materia de culturas
populares y una de las manifestaciones más importantes de la cultura es la
cocina de los pueblos.
Nuestra
diversidad cultural, pluriétnica, no podría ser un fenómeno repentino: es el
desenlace actual de nuestra historia antigua. Aunque no es posible precisar
alguna cifra de manera corroborada, se puede afirmar que en aquellos años de la
conquista de Tenochtitlan , de seguro había en México más de cien grupos
étnicos diferenciados; naciones indias, les llamban entonces. Cada etnia tenía
sus propias costumbres gastronómicas, si bien con algunos patrones o troncos
comunes que eran —y siguen siendo— el maíz , frijol y el chile.
El
mestizaje gastronómico se inicia en 1521 con la caída de la ciudad de México a
manos de los españoles y va desarrollándose después a lo largo de tres siglos,
a la par que avanzan las fuerzas militares y religiosas de los conquistadores
hacia el sur, el occidente y el norte de esta metrópoli. Hay que recordar que,
ya entrado el siglo XVIII, apenas se lograba la conquista, allá por lo rumbos
de Sonora y las Californias.